Buenas tardes, hoy voy a criticar la violencia que sigue teniendo el colectivo LGTBI, la cual en numerosas ocasiones es respaldada por la justicia.
La discriminación y las violencias motivadas por prejuicios, los llamados delitos de odio se encuentran enormemente extendidos y normalizados en nuestra sociedad.
Entre los motivos posibles al porcentaje tan bajo de denuncia se encuentran:
- El miedo a hacerse visibles como personas LGTBI en su entorno.
- La revictimización o temor a ser culpado de los hechos que se denuncian.
- La falta de percepción de la agresión como un delito.
El tipo de violencias que sufre el colectivo en numerosas ocasiones son compatibles con la libertad de expresión, no las combate la ley de manera directa. Al tratarse de un tipo de discriminación encubierta, difícil de identificar (no solo para la víctima sino también para la persona que la ejerce), requiere de un esfuerzo en ámbitos tan elementales como el educativo y el familiar.
El abordaje frente a quienes consideran normal su forma de pensar y su comportamiento, y no cometen un delito o un ilícito, debe incidir en la necesidad de un cambio de mentalidad, una transformación cultural donde la tolerancia, el respeto y la aceptación no son compatibles con el desprecio, el insulto o el aislamiento.
: la diferenciación, delimitación y definición de las distintas violencias es una de las mejores vías para lograr un cambio de mentalidad y cultural sobre la orientación sexual, la identidad de género, las expresiones disidentes al binarismo y la diversidad familiar. La toma de conciencia de las personas miembro de la sociedad, la educación a todos los niveles, la tolerancia como estrategia política y social y una regulación exhaustiva e integral son ejes fundamentales para luchar de manera eficaz para que los actos de discriminación y de odio no queden impunes.
Pero es necesario, subrayar que las respuestas no pueden centrarse en exclusiva en medidas penales y punitivas. Hacerlo solo daría pie a construir una sociedad cada vez más contenida y menos comprensiva y empática. Abusar de los discursos y medidas sancionadoras no ayuda a que las personas se desprendan de sus actitudes homófobas, bífobas y tránsfobas que ni son delito ni constituyen un ilícito administrativo. Las convicciones culturales, religiosas y tradicionales no se combaten con la ley del más fuerte sino con medidas adecuadas, también de conocimiento y sensibilización sobre las raíces culturales y estructurales de la LGTBIfobia y sus efectos.
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